Esbozo LI
pero es tan grave luz amarantina
No se acaba la fuerza del corinto,
hervido en tus labios como la sangre;
visos tienes, nocturna golondrina,
de quedarte en mis brazos para siempre;
para siempre cual nube aletargada,
como ceniza de horno que se entibia
o alegato de dios por su existencia,
para nunca secar tu albo jacinto.
De leve y de precario voy quejándome,
de este asalto interior de la carcoma
que hace trizas mi carne con tu acento,
pero es tan grave luz amarantina
la que en tu boca cierra las esposas
que estoy rogando a dios y a dios me quejo.
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