XX
Llegas con las algas y entre la arena
te varas con la turbidez del celo;
un orquestado oleaje ya es tu anhelo,
un zafiro que estalla o una pena.
Eres el límite que al mar condena,
en lunas líquidas ahogado velo,
espacio luminoso de un pomelo
que nunca se negó a súplica ajena.
Vienen vientos de ti, verano viene,
y para ti en el sol, moneda sedienta,
no hay más valor que el que la sombra tiene;
navegas el azul y la tormenta
tupida que mi corazón sostiene
se acomoda a tu vida más violenta.
Llegas con las algas y entre la arena
te varas con la turbidez del celo;
un orquestado oleaje ya es tu anhelo,
un zafiro que estalla o una pena.
Eres el límite que al mar condena,
en lunas líquidas ahogado velo,
espacio luminoso de un pomelo
que nunca se negó a súplica ajena.
Vienen vientos de ti, verano viene,
y para ti en el sol, moneda sedienta,
no hay más valor que el que la sombra tiene;
navegas el azul y la tormenta
tupida que mi corazón sostiene
se acomoda a tu vida más violenta.
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