
Esbozo XXXIII
en tu cabeza de musa sacrílega.
todo espero como luz que se empapa
y, esperando, mis días se humedecen
En pie, junto al mar, sin red tan siquiera,
ni talento con que apagar mis dudas,
veo sonar clarines en la hierba
líquida, desenredo caracolas
en tu cabeza de musa sacrílega.
Todo espero, paciencia de durazno,
dilación de la fresca correhuela
al garete en la tierra de tus labios;
todo espero como luz que se empapa
y gira en el abotonado injerto
que a veces me parecen tus pupilas,
y, esperando, mis días se humedecen
como el gorjeo puro de jilguero
que hace la acequia libre de tu huerto.
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