Esbozo XXXVIII
Quiero arribar, voraz, vertiginoso,
en la escabrosa línea de tu boca.
Un nadador exhausto en roquedales,
donde el alivio de tu voz no llega,
soy; un nadador entre torrenciales
regueros de madreselva absoluta.
Quiero arribar, voraz, vertiginoso,
hasta el caudal dolor de tus entrañas,
o como bronco sol desparramado,
o como lengua indómita que lucha.
Y ya me sangra el alma de tenerte
enredada en mis dolientes brazos
y no poseer la esencia anunciada
en la escabrosa línea de tu boca.
Dame a probar el barro de tu cántaro
o déjame a merced de tus historias.
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