Esbozo VI
Viril por los caminos me derramo
y pierdo mi mirada por las curvas
celestes y agraciados remolinos,
y en la locuacidad de los veranos.
Viril por la pradera de la noche
o el angustioso alrededor del claro
del bosque humedecido por abrazos;
ciego como el topo de la distancia
o el tren destinado a sufrir el túnel;
rabioso, como el filo de un letargo,
en la presión irresistible insisto,
y mi insistencia se desprende al borde
de la duna perenne de tu labio,
mordiendo avara la sequedad dulce.
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