Esbozo XL
Ni el respeto se atreve a contestarme
que te tengo por todo lo que eres
y explotan de agonía las paredes,
y se arrastra mi llanto en una urna.
Alfileres me clavas, alfileres
como venganza en rojo tafilete,
de blanca tentación, de andar desnuda
y agacho, taciturna, mi cabeza
mordida por un ciento de lebreles.
¿A qué brocal, dime, a cuál alberca
se acercará mi voz? ¿Qué trigal verde
se arremolinará con recias dudas?
Ni el respeto se atreve a decir nada,
ni la nada se digna a responderme.
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