Esbozo XXXII
Un arsenal de renacido mosto,
fragancia de la hondura cavernosa,
donde remite el paladar velado
la gloria vitrificada de la uva;
una selecta sensación de luna,
una álgida revolución de nubes
como cortinas que bate el lamento
del aire pensativo de la noche,
pones frente a mí, galas de renuncia,
y ondeas la bandera codiciosa,
y se cierran los postigos del alba
porque es la hora triste que nunca tuvo
que haber estado en tus dolidas manos
surcando las orillas de mi espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario