XIV
Desde un árbol tus ojos vigilantes
combaten con limones y en el cielo
pájaros hay que quiebran con su celo
tu boca confesa y labios amantes.
Entras en mí con estrago y desplantes
o yo entro con justificado anhelo
dentro de ese volcánico flagelo
que habita tras tus jambas delirantes.
He de descansar o morir luchando,
desatar el silencio tras los gritos
que Pandora en su caja fue encerrando;
he de apagar vencejos infinitos
como sombras que han ido perturbando
la pared y tus párpados benditos.
Desde un árbol tus ojos vigilantes
combaten con limones y en el cielo
pájaros hay que quiebran con su celo
tu boca confesa y labios amantes.
Entras en mí con estrago y desplantes
o yo entro con justificado anhelo
dentro de ese volcánico flagelo
que habita tras tus jambas delirantes.
He de descansar o morir luchando,
desatar el silencio tras los gritos
que Pandora en su caja fue encerrando;
he de apagar vencejos infinitos
como sombras que han ido perturbando
la pared y tus párpados benditos.
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