XXV
Mis labios como almíbar socorrido
planean por tu cuerpo y en sus dunas;
mis costillas cual torvas medias lunas
se quiebran en un galope tendido,
y es como pluma mi dedo aterido
de cisne, interrogación de lagunas
que hace de los espejos sus tribunas
y de la palidez se siente henchido.
De pronto me tenso en un astuto arco
y en él cargo la sed de mi saeta,
nudo en la fragancia y en la onda barco;
de pronto pulso en una adusta treta
la cuerda que el destino tendió parco
y su nota de fruta ausente inquieta.
Mis labios como almíbar socorrido
planean por tu cuerpo y en sus dunas;
mis costillas cual torvas medias lunas
se quiebran en un galope tendido,
y es como pluma mi dedo aterido
de cisne, interrogación de lagunas
que hace de los espejos sus tribunas
y de la palidez se siente henchido.
De pronto me tenso en un astuto arco
y en él cargo la sed de mi saeta,
nudo en la fragancia y en la onda barco;
de pronto pulso en una adusta treta
la cuerda que el destino tendió parco
y su nota de fruta ausente inquieta.
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