VIII
De un dulce nopal ríes la extrañeza
y en ti se riza el desbocado encanto;
tu boca es brocal con miel en el canto,
con especiada voz y audaz certeza.
Tu blanca mano goza en la largueza,
Tu blanca mano goza en la largueza,
algorítmica luz de beso santo,
que a la ciencia le toma el adelanto
y al vértigo le roba su crudeza.
Y allí donde las perlas ya transitan,
Y allí donde las perlas ya transitan,
donde giran las lunas virginales
o curtidas esmeraldas me invitan,
allí Saturno echa a rodar sus males
allí Saturno echa a rodar sus males
y entre la nieve de tu piel me gritan
como inocente lluvia en los cristales.
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