XVI
Perdida en un atribuido mundo,
en pajares de esencia relamida,
donde el oro refulge sin su brida,
aguja de desidia, albor rotundo;
encontrada allá donde más abundo,
en viento laminado, en perla herida,
en arrobo lunar que me convida
y en destemplado beso vagabundo.
Cargada vas sin mí de parsimonia;
en tu voz un lastre de ardiente bruma
se acera y emerge en la ceremonia
de lágrimas que la nube rezuma;
se abren los pétalos de la begonia
que al alba guían mi boca y mi pluma.
Perdida en un atribuido mundo,
en pajares de esencia relamida,
donde el oro refulge sin su brida,
aguja de desidia, albor rotundo;
encontrada allá donde más abundo,
en viento laminado, en perla herida,
en arrobo lunar que me convida
y en destemplado beso vagabundo.
Cargada vas sin mí de parsimonia;
en tu voz un lastre de ardiente bruma
se acera y emerge en la ceremonia
de lágrimas que la nube rezuma;
se abren los pétalos de la begonia
que al alba guían mi boca y mi pluma.
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