XXXVI
Seré musgo, si en piedra convertida;
pared que te soporte, viceversa;
si en tu boca el amaranto se tersa
la quiero en mi aliento amanecida.
Si de improviso en soles encendida,
si tu luna de bronce se dispersa
a otros parajes o dioses conversa,
no he de temer ni temo más herida.
Te quiero a ti y no quiero otro lenguaje,
bullicio de las rosas, más mentira
de peregrino otoño sin mensaje.
Mi desvaído canto a ti suspira;
tu fementido labio es malevaje
pulsado por los míos como lira.
Seré musgo, si en piedra convertida;
pared que te soporte, viceversa;
si en tu boca el amaranto se tersa
la quiero en mi aliento amanecida.
Si de improviso en soles encendida,
si tu luna de bronce se dispersa
a otros parajes o dioses conversa,
no he de temer ni temo más herida.
Te quiero a ti y no quiero otro lenguaje,
bullicio de las rosas, más mentira
de peregrino otoño sin mensaje.
Mi desvaído canto a ti suspira;
tu fementido labio es malevaje
pulsado por los míos como lira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario