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Con tajo de luz y filo curvado
sajas mi piel y nutres la tormenta,
y esparzo rubíes por donde alienta
mi vértigo de hoguera exacerbado.
Ya es una orgía mi pecho abrumado,
ya es un laúd para tu mano lenta
y un depósito de algas donde asienta
el amarillo encono concienciado;
ya las palabras dichas ya se enredan
sin orden en las púas de un alambre,
voces sin adiós que al adiós remedan;
ya es un jirón la nostalgia, un hambre,
mariposa o flor que ardiendo quedan
de las alas al filo del estambre.
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