XV
Algunas tardes el otoño oscila
como un membrillo a punto de caerse,
ronco panal que empieza a sucederse
en tus ojos cual lluvia que destila;
otras, como granada que vigila,
su corazón comienza a desprenderse
y su ígnea corona tibia a verse
desgranada dentro de la pupila;
las más, igual que siempre sucediera,
seco de luz tus labios tan dormidos,
cruzo con la tuya mi vida entera
o bien vuelvo al camino en que, perdidos,
cosechamos serena adormidera,
regamos el verano de gemidos.
Algunas tardes el otoño oscila
como un membrillo a punto de caerse,
ronco panal que empieza a sucederse
en tus ojos cual lluvia que destila;
otras, como granada que vigila,
su corazón comienza a desprenderse
y su ígnea corona tibia a verse
desgranada dentro de la pupila;
las más, igual que siempre sucediera,
seco de luz tus labios tan dormidos,
cruzo con la tuya mi vida entera
o bien vuelvo al camino en que, perdidos,
cosechamos serena adormidera,
regamos el verano de gemidos.
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