Esbozo XI
De estar sola y de escuchar a tristes,
de calcinar paisajes con los ojos,
de estar lejos donde nadie persiste,
tocando el horizonte con los dedos;
de navegar en calles con farolas
y a la orilla del mar poner presillas;
de esparcir fresas por el ancho mundo
y guardar en la piel la nata pálida;
de moldear mi nombre con arcilla
y cruzarme en el agresivo espacio
con el látigo azul de tu mirada;
ni de soñar tú nunca te has cansado
como jamás se agotan las libélulas
sobrevolando espejos sobre el agua.
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