Esbozo V
Pasas a mi lado, florido albérchigo
airado en la dulzura de su pruna,
y esparces un perfume de dolencia
que a enconados latigazos recibo.
Tu pelo, como espuma desatada
como bandera de inocencia inútil,
divaga por un aire despreciado,
cargado de invisibles resonancias.
Y te vas a hurtadillas de la tarde;
en la deriva insidiosa respiras
la cal sosegada, el momento largo;
una expresa resolución se agita
calle abajo, cual rapto de locura
que se enhebra en mis ojos dilatados.
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