XLI
Reincido en ti tan breve como oscuro,
ahogo en tu boca el contraluz más ciego
como en un cascabel, como en un juego,
sobre las sábanas, agraz, perjuro.
Me clavo a tu cuerpo, mi cruz apuro,
en el agónico oleaje brego;
derramada espuma a tu vientre llego;
azucena lívida o viento auguro.
Voy lamiendo tu forma de escultura,
haciéndome idea de tu paisaje
de poros, de miembros y humedad pura;
en la cornisa estoy, en el celaje
del suicidio celeste de tu altura
y quererte es mi trágico homenaje.
Reincido en ti tan breve como oscuro,
ahogo en tu boca el contraluz más ciego
como en un cascabel, como en un juego,
sobre las sábanas, agraz, perjuro.
Me clavo a tu cuerpo, mi cruz apuro,
en el agónico oleaje brego;
derramada espuma a tu vientre llego;
azucena lívida o viento auguro.
Voy lamiendo tu forma de escultura,
haciéndome idea de tu paisaje
de poros, de miembros y humedad pura;
en la cornisa estoy, en el celaje
del suicidio celeste de tu altura
y quererte es mi trágico homenaje.
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