Esbozo XLV
No adviertes por asomo que asesinas
y no sé si es amor o si es tortura
Tu cuerpo de onza fugaz lo enarcas;
con instinto tus zarpas emponzoñas
y punzas con tu tráfago mi alma
y el silencio se infesta de rugidos.
No piensas tan siquiera que devoras
y crujen en tus ojos las pavesas
del que ayer fuera un monte de lentisco
como una amarga sombra de amenaza.
No adviertes por asomo que asesinas
con muerte doblemente ilimitada
de la que luego me levanto ileso
y no sé si es amor o si es tortura
levitar en la noche cancelada
que traes en la trenza de tu beso.
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